miércoles, 19 de agosto de 2009

Será una señal?

O cerrando puertas.
O cerrando capítulos.
Como quiera llamarlo.
Lo importante es poder cerrarlos.
Lo importante es poder dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó con su trabajo?
¿Se acabó la relación?
¿Ya no vive más en esa casa?
¿Debe irse de viaje?
¿La amistad se acabó?
Puede pasarse mucho tiempo de su presente 'revolcándose' en los porqués, en devolver el cassete y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito porque en la vida, usted, yo, su amigo, sus hijos, sus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos.
A pasar la hoja.
A terminar con etapas o con momentos de la vida y seguir para adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado.
Ni siquiera preguntándonos por qué.
Lo que sucedió, sucedió.
Y hay que soltar, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de
empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
No.
¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa.
Papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de
superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse.
En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar.
Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.
El pasado ya pasó.
No espere que le devuelvan, no espere que le reconozcan, no espere que ”alguna vez se den cuenta de quién es usted”.
Suelte el resentimiento, el prender “su televisor” personal para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo.
La vida está para adelante, nunca para atrás.
Porque si usted anda por la vida dejando “puertas abiertas”, por si acaso, nunca podrá desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción.
Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de “regresar” (¿a
qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron.
¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo! Si no, déjelo ir, cierre capítulos. Dígase a usted mismo que no, que no vuelve.
Pero no por orgullo ni por soberbia sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio, usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver.
Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo.
Ni usted será el mismo ni el entorno al que regresa será igual porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.
Es salud mental, amor por usted mismo desprender lo que ya no está en su vida.
Recuerde que nada ni nadie es indispensable.
Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque cuando usted vino a este mundo “llegó” sin ese adhesivo, por lo tanto es “costumbre” vivir pegado a él y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a desprenderse y humanamente se puede lograr porque, le repito, nada ni nadie nos es indispensable.
Sólo es costumbre, apego, necesidad.
Pero... cierre, clausure, limpie, tire, oxigene, despréndase, sacuda, suelte.
Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.

¡Esa es la vida!

Autor: Paulo Coehlo

jueves, 6 de agosto de 2009

La tierra del carajo.


Está a la vuelta de la esquina o dentro de cada oficina. El líder generalmente posee algunos atributos particulares: Mediocre, inoperante, incapaz de sobrevivir en el ámbito privado si no es el tío, primo, sobrino, hermano o pariente de algún dueño.


Se jacta de ser comprometido, eficaz. Pero es un loser total, con mayúsculas y en negrita. Es inútil. Poco práctico, absolutamente confuso, dubitativo, altamente manipulable. Las decisiones que toma son impensadas, irrisorias, elocuentes, esquivas de toda lógica. Generalmente sus proyectos son ocurrencias vacías de contenido práctico.


En la tierra del carajo vive gente de toda especie y condición. En la tierra del carajo puede suceder cualquier cosa, pero hasta la más loca, es natural y por lo tanto, internalizada por sus habitantes como tal. En la tierra del carajo el ñoqui crece silvestremente. En la tierra del carajo te tropezas con gente inútil para el cargo que ocupa.


En la tierra del carajo no hay escalafón salarial ni responsabilidades claramente demarcadas. En la tierra del carajo puede vivir solo quien se lo proponga, y más chances tiene aquel que es amigo de alguien. Es la tierra del lo hacemos mañana porque me chupa un huevo, es la tierra de la mentira, es la tierra de la inoportunidad. Es la tierra de la trampa, es la tierra la avivada. Es la tierra del hacer que hago algo.


La tierra del carajo es una mentira. La tierra del carajo es igual que todas. En la tierra del carajo todo es lo mismo, y los espejitos de colores son grandes como casas.


Lo grave de la tierra del carajo es que está lejos de ser el paraíso que parece ser. Lo grave de la tierra del carajo es cuando se anida en el estado, en un lugar que se puede hacer mucho por muchos.

 
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