domingo, 17 de mayo de 2009




UTOPÍAS

Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías
cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía

Mario Benedetti

miércoles, 6 de mayo de 2009

Operación rapiña




Operación puesta en marcha cada medio día. Como en casa de tanos aquellos de la familia unida, cada medio día se hace el llamado más importante del día, el llamado a la rosticería amiga.

Es regla que quienes cobran sueldos superiores lloren y mendiguen no tener un mango. Nosotros, viles plebeyos, nos damos el gusto de los grandes banquetes. El almuerzo en nuestra oficina es todo un protocolo. En el almuerzo se discute de política, de dengue, de gripes de estación, de pandemias, de autos, de sexo, de laburos, de profesionales y bizarros, y como no podía faltar… si, también hablamos de tinelli.

Soy yo quien generalmente se ocupa del gran llamado. Primero, pregunto si van a almorzar y acto seguido pregunto qué o sugiero platos desinteresadamente. Y no, no tengo cometa del roticero eh!

Ahora siempre está él… siempre está esperando que alguien le calcule mal, que alguien pronuncie su frase amada “che, alguien quiere terminar esto, yo no doy más”. Él, sin vergüenza alguna, sin rubores, descarado, se abalanza tan obviamente que ya es el show del final del almuerzo.

Hay quienes comen sus porciones prolijamente. Hay quienes la comparten. Y hay a quienes les sobra. Para estos ultimos siempre está la pandilla “anti operación rapiña” quienes a cualquier precio se ocupan de terminar el plato en cuestión.

En el 99% de los casos, cuando se emprende la operación rapiña, siempre se contempla la bebida. La coca cola fría, infaltable. Cualquiera puede ser victima del hurto de su vaso lleno, siempre. Cualquiera puede darse vuelta y encontrarse con la aureola que deja en la mesa un vaso transpirado de coca cola fría.

La operación rapiña puede ser llevada a cabo por cualquier persona independientemente de su puesto jerárquico o brecha etarea.

y vos, conoces un experto en “operación rapiña” en tu oficina?


Próximamente, operación consejo.

martes, 5 de mayo de 2009

Operación fuga

Es estupendo presenciar la cantidad y calidad de excusas que un ser humano puede empezar a desarrollar para esfumarse literalmente de la oficina, temprano.
Yo creo que ciertos empleados/compañeros podrían desarrollar sin miedo al fracaso un decálogo exquisito de cómo hacer para desaparecer. Y digo desaparecer no en cualquier momento, sino en el minuto exacto.

La operación fuga se huele, se siente. Puedo anticiparlo. Caminadas apuradas, manotazos, energía desmesurada que demuestra “ustedes, ey, oigan, miren todo lo que hago”. Innumerables frases como… tengo que llamar a tal, debo reunirme con, habría que enviarle un correo a…

En un determinado momento, se acerca el ser en cuestión de manera sigilosa, y te dice bajito: “¿vos a que hora te vas? yo me tengo que ir a hacer tal cosa, ¿podes terminarme esto?” mientras te muestra todo lo que está diciendo hace tres horas que tiene que hacer. Y sin vergüenza ajena agrega: ¿me podes cubrir hoy? ¿Vos tenes que hacer algo?. Independientemente de lo que contestes, aunque sea “si, pensaban realizarme una operación a corazón abierto en media hora” el tipo ya no puede abortar la maniobra, y en cuanto menos te lo esperes solo escucharás la puerta de calle.

Y ya, se fue, no existe más, te la volvió a poner otra vez… y cuantas van?

Lo más gratificante es, al día siguiente, observarlo mientras le decís que cuando “justo” se fue él, llamó el jefe… y que solo al escucharte atender el teléfono te dijo… “a que fulano justo recién se fue?”
 
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